enfurecida y enferma
con la daga infecta
clavada en el fondo oscuro de su ser
adherida en su vientre
sobre la simiente que la vio nacer
Filtro de sus venas los tiránicos vertidos que la enervan
Fluye el magma de la herida
en su profundo latir
con ella se solidifican
todos los demonios que hay en mi
Abro grietas a mi paso
absurdo, lívido y volátil
Grita despavorida ante la catarsis
plena de la pronta muerte
Sufre, llora, se reciente
ante la mirada impávida
de quien la adolece
por la mera infamia de enriquecerse
Cedió morada, refugio,
vida
Recoge veneno, destrucción,
desprecio
Estalla, ruge
se retuerce dolorida
tormentas, huracanes, volcanes
envueltos en gritos de desesperación
Tranquilidad, paz, sosiego,
reverdece
fluyen los sonidos nuevos
una nueva oportunidad
siempre madre
sus brazos nos extiende