Trémulas las manos
revelan impacientes esas hojas viejas
y con sutil delicadeza
acarician cada poema estampado en ellas
Sus ojos leen con atención
y de cuando en cuando, se detiene y escucha
una sonata agridulce, que nace
del ritmo acompasado de su lectura
Viaja por el jardín de unos versos sencillos
por la armonía espontánea creada del poeta
por los reflejos fluidos de su propio sueño
donde el silencio le guía hasta su conciencia